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Hábitos
No necesitamos la memoria ni la toma de decisiones para aprender hábitos. Con el tiempo, la repetición de las acciones se programa en una región más primitiva del cerebro. Se parece más a las funciones automáticas (como respirar) que a las funciones racionales.
Cómo se genera un hábito
Cuando hacemos una tarea por primera vez, nuestros cerebros están llenos de actividad. Memorizando señales e intentado decidir cómo responder a ellas.
Los psicólogos afirman que los hábitos se generan en una serie sencilla que denominan el bucle del hábito: señal, rutina y recompensa:
- Todo hábito empieza con una señal: el cerebro indica que es seguro esforzarse tanto y deja que el hábito asuma el control.
- Luego viene la rutina. A partir de aquí, es automático.
- Finalmente, está la recompensa: la sensación positiva a medida que el cerebro emerge de la rutina. Probablemente no se recuerde nada del hábito y el cerebro nos recompensa por ello. Esto hace que volvamos a ellos.
El bucle del hábito es la forma que tiene nuestro cerebro de ahorrar energía. Programa acciones diarias en respuestas automáticas. Eso significa que, muchas de nuestras elecciones diarias (cuándo consultamos el teléfono, con qué frecuencia comemos) no constituyen, en absoluto, ninguna elección.
Cuando generamos hábitos, dejan de ser opciones reales. De modo que cambiarlas requiere un esfuerzo adicional.
